Siguiendo con el tema iniciado acerca de los cuentos de hadas, y el poder que tras de estos reside , tanto en los cuentos como arquetipos que en su modo original son parte del inconsciente colectivo de pueblos y culturas enteras; así como su capacidad de sanar y curar a través de ellos, como una rama de la arte-terapia.
El primero de sus poderes reside como lo expresa la doctora Clarissa Pinkola Éstes, en que "Los cuentos son una medicina. Tienen un poder extraordinario. No exigen que hagamos, seamos o pongamos en práctica algo; basta con que escuchemos*. Los cuentos engendran emociones, tristeza, preguntas, anhelos y comprensiones que hacen aflorar espontáneamente a la superficie el arquetipo; en este caso, la Mujer Salvaje". El segundo de sus poderes reside en como el escribir es también una forma creativa de mantenernos sanos y de elaborar nuestros estados emocionales y resolver conflictos.
En esta ocasión me voy a concentrar en lo segundo, debido a que la parte referida al cuento como rama de la arte terapia ya fue iniciado en un post anterior de
Estas son las brujas que nos pintan en los cuentos de hadas, la bruja "mala", hechicera, de pócimas y verruga en la nariz, con trajes oscuros y risa estridente
* Con el oído del alma (nota de autora).
