FRASE DEL MES

Desafío al dragón, desafío el miedo... El mundo puede temblar y rabiar y yo sigo caminando con una paz y amor profundos.

jueves, 26 de enero de 2012

PARA UN BUEN CAFÉ

Un recomendado fue uno de los libros de mis vacaciones, -en verdad la meta eran 3 y aún no empiezo el ultimo y ya se acabaron mis vacaciones-. El primero era un libro sencillo (me refiero a simple, que relata la vida cotidiana de una mujer común en la cual, cualquiera se puede sentir identificada y no necesita ser una diosa o heroína o algo así); me refiero a Virginia Casta de Patricia Castañeda, caleña, actriz de la ser "Los Hombres las prefieren brutas"

El recomendado y segundo que me leo de esta autora es AMORES MALDITOS Pasiones Mortales y Divinas de la Historia de Susana Castellanos de Zubiría.

Como ella misma dice "Todos llevamos una pasión maldita adentro", les comparto una entrevista de la revista semana  y pensando en las historias leídas que disfrute a orillas de mi fiel compañero -el mar- les comparto otra historias de amores malditos. 

Igual que Cleopatra en Egipto, hay una mujer que en Turquía es sinónimo de poder, misterio y sensualidad. Su nombre es Roxelana, y fue, al igual que la egipcia, una de las mujeres más poderosas de su época. Amante del sultan más grandioso de todo el antiguo imperio Otomano, Süleyman, conocido  en occidente como el Magnífico, pasó de concubina a esposa y desde ahí a controlar parte de la política exterior del Imperio Otomano. Inteligente y ambiciosa, Roxelana usó las fobias del Sultán para obligarlo a asesinar a su primogénito, hijo de otra concubina, y conseguir así que su progenie heredara el trono de la Sublime Puerta. A pesar de darse cuenta del complot, el Sultán siguió amándola hasta el día de su muerte tanto como la noche en que la bautizó como como Hürem, que significa "la alegre o la que hace feliz".
Fascinado por quien llamaba “mi compañera de ojos pícaros y mi gran y único amor”, el Sultán Süleyman mandó construir unos baños para Roxelana y su corte. Los baños de Roxelana se levantaron en el centro del poder imperial, en la explanada que lleva desde Santa Sofía a la Mezquita Azul. El edificio, uno de los más bellos hamam de toda Turquía, fue usado durante cuatro siglos para las abluciones de la corte y por quienes acudían a rezar en las dos grandes mezquitas de Estambul. Con la llegada del siglo XX, los baños se convirtieron en un bazar de alfombras hasta que el 2007 se comenzaron los trabajos de restauración para devolver el edificio a su uso originario. Hace tres semanas abrió sus puertas, convertido nuevamente en hamam.
Cubierto por mármol blanco, caliente por el vapor del agua y un sistema de calefacción subterráneo, los baños de la sultana se dividen en 3 salas: caliente, donde los poros se abren y el cuerpo empieza a relajarse. Templada, donde se frota la piel para limpiarla de impurezas y fría, donde se tonifica y se perfuma el cuerpo. En total 3.000 metros cuadrados de placer donde hombres, pero sobretodo mujeres, se asean antes de acudir a la mezquita, comparten confidencias y disfrutan de la intimidad sin ser vistas (1). ... sigue

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